Hay ocasiones en las que me paro a pensar sobre las personas que he ido conociendo desde que trabajo de cara al público. Podrían ser personajes de una novela, o de una película de Almodovar, pero no,... son personas de carne y hueso que casi tienen tanto de personajes como de personas. En ocasiones se encuentran fuera de la sociedad mayoritaria, lo que les supone no tener que rendir cuentas sobre sus extravagancias ante nadie, y en ocasiones son personas que muestran su lado más curioso una vez que se ponen al otro lado de una mesa de oficina.
El otro día, por ejemplo. Entro en la oficina un tipo grande, rosado, de pelo escaso y tripa prominente al que lo único que le faltaba era preguntar por El Pilar,... pero no, comenzó a preguntar en un inglés, más bien escaso, si teníamos almacenes, locales, o que se yo! Después de cruzar dos o tres palabras, noté que tenía cierto acento francés, y sin saber bien qué estaba haciendo le pregunté: "Parlez vous français?", a lo que él me ametralló con una conversación muy intensa, que yo no podía seguir. Poco después, y desarrollando una especie de medio inglés/medio francés,... logramos entendernos (mejor de lo que parece, creedme!). Su historia? Ser el propietario de una fábrica de cervezas Belga, que busca un local/almacen para expandirse por España... y al tipo no se le ocurre otra idea que meterse en una pequeña inmobiliaria donde ponemos los carteles en varios idiomas. Ya me decía mi mamá cuando era pequeño que eso de los idiomas me iba a servir para algo. El caso es que fui a enseñarle algo que cuadra aproximadamente con lo que busca, tanto en precio como en características, y mientras discutiamos el precio y las condiciones, el tipo me enseñaba las fotos de su fábrica, su oficina, su mujer, su piscina... su madre, su padre que ya murió... y luego me pregunta dónde hay puticlubs por la ciudad. Estuvimos hablando de mi trabajo, de política y de miles de tonterías que hacen de una conversación interesante... y finalmente parece que se va a quedar el local (cuando llegue un empleado suyo dentro de dos semanas zanjaremos el tema).
Queréis otro ejemplo? Imaginaos: nueve y media de la mañana. Entran por la puerta dos mujeres y un hombre. Ellas son españolas y él es árabe. Mientras la mujer más mayor y el hombre se sientan, la más joven se queda de pie, entre los dos. Ni una palabra ni media, hasta que la mujer mayor me dice:
-Hola, soy interprete y ella interprete en prácticas, venimos para ayudarle a él- Tras lo cual se pone de frente al hombre y él comienza a hablar en el lenguaje de signos con ella -Quiero... quiero un piso de alquiler- me dice -Por menos de cuatrocientos euros-
Total, que por medio de ella, hablaba con él, cuando ni siquiera el hombre árabe era capaz de gesticular del todo porque tenía una mano escayolada,... y no sabía escribir tan apaenas en español!. Me dice que lleva más de un año en la misma empresa y que puede pagar el alquiler, tras lo cual la señora interprete me dice que si le puedo firmar como que ella ya ha hecho su trabajo, y me deja con aquel árabe sordomudo para hacer una visita al piso concertado... la visita más silenciosa que ha hecho en mi vida (ya me llevé un cuaderno para discutir sobre el precio... y menos mal...)
Tan solo son los dos últimos ejemplos que me he encontrado (los de esta semana), pero después de unos cuatro años aquí, ni son lo más raro, ni lo más límite. Si queréis conocer mundo, trabajad de cara al público.
jueves, marzo 23, 2006
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