viernes, septiembre 15, 2006

casi han pasado cuatro años.

Casi han pasado cuatro años.

Y todavía me acojono cuando pienso en ello. Un cancer de vejiga! a los veintitantos años. Ya no trato de encontrarle explicación, pero por dentro todavía me asusta el haber pasado por ello, y lo que puede suponer con el paso de los años. Hasta ahora, todas las revisiones han ido perfectas: tampoco dramaticemos, fue un tumor maligno grado uno (de cinco o séis, segun creo recordar), lo que supone el grado más leve de esta enfermedad.

El urologo, un militar que pasa el tiempo aprendiendo a pilotar barcos de un monton de toneladas, me dijo que tenía que dejar de fumar (sin saber que un año antes ya había empezado con ello, y sin saberlo me lo había puesto más fácil). Dos pildoras al día (desayuno y cena) hasta ahora, y tres cistoscopias (una por año) certifican que el puto bultito que me salió no ha vuelto a reproducirse. Un bulto que no tenía por que haber dado señales de vida, si no hubiera sido por una infección de orina que me hizo mear sangre, y al revisarlo en el médico, salió toda la historia. Algunos dicen que tuve suerte (claro, a vosotros no os han sondado el pito!), y otros simplemente no lo saben.

Cuando todo esto pasó, me vino todo de golpe, y aunque racionalmente sabía que estaba todo controlado, por dentro no paraba de darle vueltas al tema. No es fácil asumir que se tiene un cáncer cuando todavía le quedan a uno tantas cosas por hacer. Algunas ya las he hecho tras estos años: me he emancipado, he comprado un piso (y comenzado a pagar la hipoteca), he tenido algun mal trago en el trabajo y algun que otro bueno, sigo con Julia (aunque eso no es tan difícil para mi), y también he hecho algunos viajes que me prometí que haría alguna vez en la vida. Tampoco he cambiado mucho de forma de ser. Sigo siendo el mismo, un poco más viejo, más reflexivo internamente, y que disfruta de las cosas más pequeñas igual que las grandes.

No he dejado de hacer lo que siempre he hecho. Salgo los fines de semana (incluso más que antes) y mi vida, si cabe, es incluso mejor. Puede que haberlo pasado mal me haya permitido entender lo que merece la pena en la vida. Que coño!

viernes, marzo 31, 2006

Cuando uno aprieta.

Este pasado fin de semana, la hermana de Julia nos comenta que a un conocido comun le han pegado una paliza unos Skins. El hombre salia de casa de unos amigos en el barrio zaragozano del Actur, era sábado por la noche y cinco energumenos pensaron que sería divertido matar una persona, y por eso cogieron media tapa de alcantarilla, unos ladrillos y arremetieron a palos contra Ramon. Él es un tipo más bien del montón, informático, un poco gordete y viste como tú o como yo lo hacemos cualquier fin de semana: unos pantalones cualquiera, con una camiseta y poco más.

Le dijeron a la poli que no les gustaba cómo vestía, pero bien podían haber dicho que no les gustaba que roncara por las noches o que les parecía mal cómo le hacía el rabito a la letra "ese" cuando escribía. Podrían haber dicho cualquier cosa. Pero el caso es que lo dijeron, y lo hicieron. Les da igual blanco, que negro, que verde o azul. Esta gente reacciona ante cualquier liebre que -real o imaginaria- encuentran cuando van de cacería.

Le reventaron la cabeza, y le dejaron esquirlas del ladrillo dentro, por las cuales se ha estado dos días temiendo por su integridad. Le han operado, tras haberle inducido un coma.

Ese mismo fin de semana, otros gallos de pelea atacaron a un portugués en el barrio de Torrero, con un cuchillo y yoquesé más. Le rompieron la nariz, y algunas costillas de mala manera. Ese mismo día, uno de ellos cumplía la mayoría de edad (y digo yo: Qué mejor celebración para ello que encerrandolo con los niños mayores una buena temporada!).

Hoy, cinco días después, Ramón ya está en planta. Ha salido por todas partes (hasta en la Tele!) y parece que se recuperará fisicamente por completo. Lo que no se va a recuperar es la indignación generalizada de la ciudad. No pueden seguir ocurriendo estos hechos. No pueden haber cazadores humanos rondando por nuestras calles buscando un objetivo al que matar. Ningún ciudadano puede estar asustado porque esta gente exista. Esta gente NO PUEDE existir en un mundo como el de hoy.

jueves, marzo 23, 2006

Personas y personajes de la vida.

Hay ocasiones en las que me paro a pensar sobre las personas que he ido conociendo desde que trabajo de cara al público. Podrían ser personajes de una novela, o de una película de Almodovar, pero no,... son personas de carne y hueso que casi tienen tanto de personajes como de personas. En ocasiones se encuentran fuera de la sociedad mayoritaria, lo que les supone no tener que rendir cuentas sobre sus extravagancias ante nadie, y en ocasiones son personas que muestran su lado más curioso una vez que se ponen al otro lado de una mesa de oficina.

El otro día, por ejemplo. Entro en la oficina un tipo grande, rosado, de pelo escaso y tripa prominente al que lo único que le faltaba era preguntar por El Pilar,... pero no, comenzó a preguntar en un inglés, más bien escaso, si teníamos almacenes, locales, o que se yo! Después de cruzar dos o tres palabras, noté que tenía cierto acento francés, y sin saber bien qué estaba haciendo le pregunté: "Parlez vous français?", a lo que él me ametralló con una conversación muy intensa, que yo no podía seguir. Poco después, y desarrollando una especie de medio inglés/medio francés,... logramos entendernos (mejor de lo que parece, creedme!). Su historia? Ser el propietario de una fábrica de cervezas Belga, que busca un local/almacen para expandirse por España... y al tipo no se le ocurre otra idea que meterse en una pequeña inmobiliaria donde ponemos los carteles en varios idiomas. Ya me decía mi mamá cuando era pequeño que eso de los idiomas me iba a servir para algo. El caso es que fui a enseñarle algo que cuadra aproximadamente con lo que busca, tanto en precio como en características, y mientras discutiamos el precio y las condiciones, el tipo me enseñaba las fotos de su fábrica, su oficina, su mujer, su piscina... su madre, su padre que ya murió... y luego me pregunta dónde hay puticlubs por la ciudad. Estuvimos hablando de mi trabajo, de política y de miles de tonterías que hacen de una conversación interesante... y finalmente parece que se va a quedar el local (cuando llegue un empleado suyo dentro de dos semanas zanjaremos el tema).

Queréis otro ejemplo? Imaginaos: nueve y media de la mañana. Entran por la puerta dos mujeres y un hombre. Ellas son españolas y él es árabe. Mientras la mujer más mayor y el hombre se sientan, la más joven se queda de pie, entre los dos. Ni una palabra ni media, hasta que la mujer mayor me dice:
-Hola, soy interprete y ella interprete en prácticas, venimos para ayudarle a él- Tras lo cual se pone de frente al hombre y él comienza a hablar en el lenguaje de signos con ella -Quiero... quiero un piso de alquiler- me dice -Por menos de cuatrocientos euros-

Total, que por medio de ella, hablaba con él, cuando ni siquiera el hombre árabe era capaz de gesticular del todo porque tenía una mano escayolada,... y no sabía escribir tan apaenas en español!. Me dice que lleva más de un año en la misma empresa y que puede pagar el alquiler, tras lo cual la señora interprete me dice que si le puedo firmar como que ella ya ha hecho su trabajo, y me deja con aquel árabe sordomudo para hacer una visita al piso concertado... la visita más silenciosa que ha hecho en mi vida (ya me llevé un cuaderno para discutir sobre el precio... y menos mal...)

Tan solo son los dos últimos ejemplos que me he encontrado (los de esta semana), pero después de unos cuatro años aquí, ni son lo más raro, ni lo más límite. Si queréis conocer mundo, trabajad de cara al público.